domingo, 9 de octubre de 2011

¿Qué son los valores?


Los valores no son por tanto cosas, sino que las cosas del mundo aparecen bajo la luz de los valores o están revestidos, en medidas y en formas muy diversas de valor.
Valor es todo aquello que permite dar un significado y una dignidad a la existencia humana, todo aquello que colabora a que la persona sea plenamente. De este modo, valor no es solamente el bien en si sino el bien para mí. El hombre es el centro, el lugar y el fin de los valores. El valor es el fundamento por el que una cosa se presenta como un bien. Los bienes son realmente valores, en cuanto son valores para alguien. Para efectuar un análisis, profundo sobre los valores, es importante no tenerlos en cuenta únicamente como realidades objetivas, sino también en su directa relación con la persona.
Los valores son cualidades que hacen valiosas las cosas. Son las cualidades que dan a las cosas una determinada importancia. Los valores vitales o corpóreos son todos aquellos valores que responden a las necesidades corporales primarias (Ej. beber) o secundarias (casa). Los valores del espíritu responden más bien a las necesidades o valores del espíritu. Se trata del mundo de la cultura. Los valores de la persona o valores éticos expresan el reconocimiento del hombre en el mundo, tienen como intención su promoción y su reconocimiento. Los valores religiosos se refieren a las relaciones con Dios y las expresiones comunitarias de esa relación. Los valores religiosos expresan el significado último del hombre, su razón de vivir.
Si pedimos a cualquier joven que defina lo que es un valor, no encontrará alguna sino muchas dificultades para hacerlo. Si le preguntamos qué es lo que más valora en su vida encontrará pocas o ninguna si es de los que lo tienen muy claro. Pero ¿cuáles son verdaderamente los valores de una persona? ¿Lo que declara como más importante en un momento determinado o aquello que su vida, su ocupación, su actividad hacen importante? Podemos sospechar que los valores de una persona, los valores de cada uno de nosotros, están escondidos detrás de nuestras conductas, o lo que es lo mismo si sabemos leer en ellas: que nuestras conductas son la manifestación de nuestros valores. Siempre, claro está, que nos encontremos en entornos de libertad y no de opresión o de sometimiento. A pesar de lo que acabamos de decir, no se puede descartar la declaración de cosas valiosas que realiza una persona ya que estos valores, estén o no presentes en su quehacer, en su actividad diaria, también juegan su papel, como más adelante veremos. Para comenzar la educación en valores de los jóvenes se debería averiguar qué valores están viviendo los jóvenes ahora. Es decir: qué trato les ofrecemos; qué normas les imponemos y qué posibilidades de participación les damos; qué lenguaje utilizamos; qué libros leemos y cuáles les recomendamos; a qué dedicamos nuestros mayores y mejores esfuerzos; qué tiempo, en cantidad y en calidad, les dedicamos; qué ocio consumimos y a qué ocio les abocamos. Se trata de averiguar, porque siempre el trabajo en valores es un ejercicio de autenticidad y de transparencia, qué valores vivimos los que juzgamos dudosa la deseabilidad de los valores que viven los jóvenes.